La dimensión ética del desarrollo científico y tecnológico
Descripción
Una de las acepciones mas contundentes de la cultura consiste en definirla como todo lo que el hombre agrega a la naturaleza. Así, frente a lo dado del mundo, el acento se posa en la transformación física y simbólica de la circunstancia fenoménica; la diferencia estriba, entonces, en el movimiento, en el dándose de la historia propiamente humana.
Este empeño de los sujetos por adueñarse y modificar la circunstancia que los rodea, los impulsa a saber preguntar y preguntarse, actitud ésta, la de explicar y comprender el rasgo característico de la reflexión sistemática y la investigación rigurosa. Y si algo representan las universidades, es el esfuerzo por preservar y difundir este modo peculiar del conocer para ser mejores, y del saber hacer para vivir mejor.
Sin duda alguna, el principal bien cultural de nuestro país es la universidad pública, espacio de encuentro y desarrollo de conocimientos y habilidades, lugar de salvaguarda y difusión de lo que somos y de lo que hemos sido. Este mínimo ideario acota el compromiso de una institución como la Universidad Autónoma Metropolitana en su origen y sentido: la sociedad en la que se inscribe y a la que se debe. Ello supone que el quehacer científico, ese despliegue de la imaginación y el conocimiento, se desarrolle con responsabilidad.
La noción decimonónica de un saber positivo, ajeno a los valores sociales y los fines colectivos, deviene insostenible en nuestro tiempo; el de hoy nos convoca, por sus problemas y rezagos, a plantearnos qué posición debemos asumir, como imperativo ético y moral, frente a las tendencias no previstas y las aplicaciones no esperadas del conocimiento científico.
Semejante reto, la conciencia misma de los peligros, que en ocasiones se presentan inadvertidos en el desarrollo del saber científico y sus expresiones tecnológicas, ha motivado a especialistas de reconocida trayectoria, cuyos trabajos tienen un indudable impacto social, a pensar críticamente sobre el particular. Así, el presente volumen compendia las colaboraciones de Marcelino Cereijido, Esther Orozco, Gustavo Viniegra González, Javier Esteinou Madrid y Fernando Sancén Contreras, que, en su momento, fuesen presentadas como conferencias en el seminario La dimensión ética del desarrollo científico y tecnológico.
Los resultados de este encuentro académico comprueban que los ideales humanísticos de la antigüedad clásica, sintetizados en relacionar y confrontar ciencia, técnica y eticidad, continúan vigentes. En cumplimiento de sus funciones sustantivas, una universidad pública como la Casa abierta al tiempo promueve el pensamiento crítico sobre la problemática que el desarrollo científico y tecnológico ha originado en el presente histórico, y su impacto, muchas veces negativo, en el ámbito de las relaciones sociales. Debemos, por lo tanto, estar conscientes de nuestras limitaciones y asumir las consecuencias de nuestros actos, pues como sostenía Sigmund Freud: “Somos dioses con prótesis”.
