La nación exhibida, la historia en el "shopping": Memoria y representación en el Museo de Robben Island
Rufer, Mario
Versión
No. 18; Diciembre/2006
Págs. 199-229
Resumen
En el marco de las polÃticas poscoloniales de “conmemoración”, los modelos de representación de “pasados públicos” nacionales han sido fundantes: museos, monumentos, memoriales anónimos a los mártires de la nación, elementos todos que coadyuvaron no sólo a la identificación de quiénes deben ser recordados, sino también a la redefinición del sujeto que recuerda, y para qué recuerda. Siguiendo este punto, en este trabajo me focalizaré en el análisis de algunas de las posibles lecturas representativas que proyecta un caso peculiar entre los artefactos de desplazamiento de la conmemoración postcolonial: el museo de Robben Island en Sudáfrica. La ex prisión de máxima seguridad en la que Mandela pasó 18 de sus casi 27 años de reclusión, fue re-creada como museo oficial por el Estado sudafricano en 1997 y desde ese momento es el artefacto metonÃmico de la “nueva nación” post-apartheid, el sÃmbolo oficialista de la narrativa histórica, “nueva historia”. Robben Island es parte del mandato nacional en la era cosmopolita. Se introduce en un contexto de capitalismo transnacional dentro de cuyas poéticas “lo que el Estado debe proyectar como recuerdo colectivo” no escapa a compromisos globalizantes y a mandatos neoliberales. Con una historia de apropiaciones consecutivas por parte de diferentes colectividades de Sudáfrica, el museo se inserta en la pedagogÃa nacional con obliteraciones pronunciadas. Reproduce con silencios profundos los gestos de la exclusión y de la omisión, tramas de diferencia que imprimen sobre la solemnidad del trauma recordado, los costos representacionales para proyectar un sentido de la “armonÃa en diversidad”, de la “unidad histórica”, de “la nación arco iris”, o el “renacimiento africano”. Y en medio de los actos que silencian, las apropiaciones simbólicas transforman a la isla y al museo en la parodia de los reclamos sociales, del gesto irónico del subalterno no-narrado, narrado a medias, refractado en la trama. Esos procesos contradictorios e interdependientes de representaciones múltiples y lógicas polÃticas diversas, son los que intentaré analizar en el presente trabajo.
Abstract
The nation exhibited, history as shopping. Memory and representation in the Robben Island Museum. In the wake of postcolonial politics of “commemoration”, the representational models of national “public pasts” have been foundational: museums, monuments, anonymous memorials to the nation’s martyrs, all devices that lead not only to the identification of those who should be remembered, but also to the redefinition of the subject who remembers, and why he/she remembers. Following from this, I will focus on the analysis of some of the possible representative readings projected by a peculiar case among the artefacts of displacement in postcolonial commemoration: the Robben Island Museum in South Africa. The former maximum security prison where Nelson Mandela spent 18 of his almost 27 years in prison was re-created as an official museum by the South African State in 1997. From that moment on, it has been the metonymical artifact of the post-apartheid “new nation”, the official symbol of the historical narrative, “new history”. Robben Island is a part of the national mandate in the cosmopolitan era. It is introduced in a context of transnational capitalism, the poetics of which dictate that “all that the State fixes as a collective remembrance” cannot escape commitments to globalization and neoliberal mandates. With a history of consecutive appropriations by different collectivities in South Africa, the museum is inserted into the national pedagogy with notable obliterations. It reproduces with profound silences the gestures of exclusion and omission, stories of difference that imprint, over the solemnity of the remembered trauma, representational costs in order to project a sense of “harmony within diversity”, of “historical unity”, of the “rainbow nation”, or of the “African renaissance”. And in the midst of the acts of silencing, the symbolic appropriations transform the island and the museum into a parody of social reclamations, the ironic gesture of the non-narrated –or partially narrated– subaltern, refracted in the story. These contradictory and interdependent processes of multiple representations and diverse political logics are what I will attempt to analyze in this article.
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